SOMOS NARRADORES INDIGENISTAS
KACHYMY
EL PODEROSO
Érase una vez una mañana tranquila allá en el lejano Cusco, en donde
los dioses Inti, Mama Kilya, Pachacamac y Viracocha estaban decididos en mandar
dos protectores a sus tierras, los cuatro suyos, ya decidimos pronunciaron el
conjuro de creación. Fue ahí donde surgieron Kachymy , un ser con un poder de
velocidad insuperable por cualquier mortal y Rysobyak, el ser con una capacidad
de ilusión y magia inigualable hasta para algunos de sus creadores, dos hermanos
unidos por un solo propósito, el de obedecer, guiar y proteger las tierras que
los dioses crearon para los incas, Collasuyo, Chinchaysuyo, Antisuyo y
Contisuyo, tierras bendecidas y sobre
todo necesarias para que exista vida y paz en los dos mundos.
Los problemas en las tierras se presentaban y ahí estaban los hermanos
para solucionarlos, incendios, derrumbes, enfrentamientos sociales, todo era
posible para ellos, pero la mayor parte de la gloria se la llevaba Kachymy,
debido a su velocidad y era bueno como mensajero, la gente lo quería, las
comunidades lo alababan, los pueblos lo reconocían y cada vez que pasaba
decían: “Allá va nuestro protector”, y le regalaban frutas o en otros casos
hasta animales, mientras su otro hermano simplemente pasaba sin pena ni gloria
y solamente se resignaba a recibir un “gracias” por parte de la población, cosa
que le llegaba a incomodar y lo llevaba a pensar: “¿Por qué él sí y yo no? ¿Será
que estoy haciendo algo mal?
Hasta que una noche en un incendio sucedido en el centro de Cusco,
Kachymy y Rysobyak no coordinaron bien sus movimientos y como producto de su
descoordinación, un niño termina calcinado, quemado con el fuego intenso producido
por el material de las casas precarias que construían, todos estaban conmocionados
y a la vez enfurecidos, los hermanos culpándose uno a otro y la población
quería explicaciones, pero como para ellos el más querido era Kachymy,
decidieron desterrar al pobre de Rysobyak, todos gritaban y repetían “Karkona,
Karkona, Karkona…!!!(DESTERRAR), Kachymy se oponía pero la multitud fue más así
que de todas maneras procedieron al destierro, cosa que los dioses no se
opusieron en lo más mínimo.
Todas esas acciones llevaron a sembrar ese odio y rencor tanto a su
hermano como a las tierras incaicas. Y con un corazón lleno de odio y segado
por la ira que lo controlaba, se dispuso a atacar a sus creadores, aquellas
deidades que en su momento tenían un poder inalcanzable, pero debido al paso de
los años y el poder que cedieron a los hermanos para su creación los dejaron
exhaustos, así que decidieron recurrir un ritual ayudado por los incas para
venerar al Dios Sol, y solamente debieron de esperar al solsticio de invierno y
reunirse los cuatro en el templo de la ciudad imperial del Cusco. Llegado el
momento del solsticio, reunidos todos y un resignado Kachymy, se dio inicio al
ritual. Todo marchaba bien, las deidades entraron en un trance para recuperar
fuerzas, pero a mitad de todo aparece el hermano desterrado, lleno de odio, con
los ojos llenos de maldad y desprendiendo un aura tan maligna que con el solo
enfrentarlo se condenaban a muerte, cosa que le paso a todo el ejercito del
imperio incaico, hasta que su otro hermano decide no pelear, sino convencerlo
de buena manera…
-Hermano mío, mira lo que has hecho, basta ya... ¡Para por favor...!
-Eso debiste haber dicho en el momento en que me juzgaron y
desterraron de la peor manera.
-Lo sé, pero entiende que si los jefes mandan algo solo nos queda
obedecer.
-¿Sabes? Desde que no crearon siempre supe que nosotros éramos unas
simples marionetas pero tú no te querías dar cuenta. Solo somos un eslabón más
en la peor cadena que pueda existir.
-No, te equivocas, yo fui creado con un propósito, y es el de proteger
la vida, el ayudar a que se viva en paz, cosa en la que fallé porque desde que
te fuiste todo se convertía en problema, desde los dioses hasta el más bajo
seudónimo que pueda existir.
-No me importa eso, yo también fui creado para cumplir con mis
propósitos y el más importante ahora es el de destruir a esos cuatro que se
ubican en lo más alto de todo sin tener un poco de conciencia por todo lo que
crearon.
Pero el cielo de aquella tarde dejó de brillar y se convirtió en el
más oscuro reflejo del alma de aquellos hermanos, Kachymy decidió ayudarlo pero
tramó una jugada maestra bajo la manga. Al llegar a lo alto del templo,
decidieron interrumpir el ritual a mitad de proceso y los dioses tomaron forma humana al igual que
ellos…
Los cuatro dioses al ver eso no quisieron hablar ni un poco y se adelantaron
al combate, sin medir las consecuencias que traerían estos enfrentamientos, que
para los hermanos al ser minoría, no afectó en nada al resultado porque
fácilmente pudieron derrotar a Kilya, Pachacamac y Viracocha, solamente quedaba
un debilitado y de rodillas Inti que solamente prosiguió a pronunciar unas
palabras: “Panpachana” (PERDÓN), Rysobyak ya iba a dar el golpe final hasta que
su hermano dijo “K'urpay”(DESTRUIR), y lo abrazó fuertemente para que él
también sea eliminado de manera inmediata. Pasado ese incidente los cuatro
dioses tomaron sus formas físicas normales, Inti, el sol, Mama Kilya, la luna,
Pachacamac, fuego y tierra, y por último
Viracocha, lluvia y agua. Y desde ese entonces nunca más decidieron crear
nuevos seres para encargarse de las funciones que ellos deberían de hacer, pero
a la vez los incas decidieron repetir ese ritual cada solsticio de invierno y
llamarlo “Inti Raymi”(Fiesta del Sol).
Por: Jhoel y Victor