viernes, 15 de diciembre de 2017

KACHYMY EL PODEROSO

SOMOS NARRADORES INDIGENISTAS




KACHYMY EL PODEROSO


Érase una vez una mañana tranquila allá en el lejano Cusco, en donde los dioses Inti, Mama Kilya, Pachacamac y Viracocha estaban decididos en mandar dos protectores a sus tierras, los cuatro suyos, ya decidimos pronunciaron el conjuro de creación. Fue ahí donde surgieron Kachymy , un ser con un poder de velocidad insuperable por cualquier mortal y Rysobyak, el ser con una capacidad de ilusión y magia inigualable hasta para algunos de sus creadores, dos hermanos unidos por un solo propósito, el de obedecer, guiar y proteger las tierras que los dioses crearon para los incas, Collasuyo, Chinchaysuyo, Antisuyo y Contisuyo,  tierras bendecidas y sobre todo necesarias para que exista vida y paz en los dos mundos.
Los problemas en las tierras se presentaban y ahí estaban los hermanos para solucionarlos, incendios, derrumbes, enfrentamientos sociales, todo era posible para ellos, pero la mayor parte de la gloria se la llevaba Kachymy, debido a su velocidad y era bueno como mensajero, la gente lo quería, las comunidades lo alababan, los pueblos lo reconocían y cada vez que pasaba decían: “Allá va nuestro protector”, y le regalaban frutas o en otros casos hasta animales, mientras su otro hermano simplemente pasaba sin pena ni gloria y solamente se resignaba a recibir un “gracias” por parte de la población, cosa que le llegaba a incomodar y lo llevaba a pensar: “¿Por qué él sí y yo no? ¿Será que estoy haciendo algo mal?

Hasta que una noche en un incendio sucedido en el centro de Cusco, Kachymy y Rysobyak no coordinaron bien sus movimientos y como producto de su descoordinación, un niño termina calcinado, quemado con el fuego intenso producido por el material de las casas precarias que construían, todos estaban conmocionados y a la vez enfurecidos, los hermanos culpándose uno a otro y la población quería explicaciones, pero como para ellos el más querido era Kachymy, decidieron desterrar al pobre de Rysobyak, todos gritaban y repetían “Karkona, Karkona, Karkona…!!!(DESTERRAR), Kachymy se oponía pero la multitud fue más así que de todas maneras procedieron al destierro, cosa que los dioses no se opusieron en lo más mínimo.
Todas esas acciones llevaron a sembrar ese odio y rencor tanto a su hermano como a las tierras incaicas. Y con un corazón lleno de odio y segado por la ira que lo controlaba, se dispuso a atacar a sus creadores, aquellas deidades que en su momento tenían un poder inalcanzable, pero debido al paso de los años y el poder que cedieron a los hermanos para su creación los dejaron exhaustos, así que decidieron recurrir un ritual ayudado por los incas para venerar al Dios Sol, y solamente debieron de esperar al solsticio de invierno y reunirse los cuatro en el templo de la ciudad imperial del Cusco. Llegado el momento del solsticio, reunidos todos y un resignado Kachymy, se dio inicio al ritual. Todo marchaba bien, las deidades entraron en un trance para recuperar fuerzas, pero a mitad de todo aparece el hermano desterrado, lleno de odio, con los ojos llenos de maldad y desprendiendo un aura tan maligna que con el solo enfrentarlo se condenaban a muerte, cosa que le paso a todo el ejercito del imperio incaico, hasta que su otro hermano decide no pelear, sino convencerlo de buena manera…
-Hermano mío, mira lo que has hecho, basta ya... ¡Para por favor...!
-Eso debiste haber dicho en el momento en que me juzgaron y desterraron de la peor manera.
-Lo sé, pero entiende que si los jefes mandan algo solo nos queda obedecer.
-¿Sabes? Desde que no crearon siempre supe que nosotros éramos unas simples marionetas pero tú no te querías dar cuenta. Solo somos un eslabón más en la peor cadena que pueda existir.
-No, te equivocas, yo fui creado con un propósito, y es el de proteger la vida, el ayudar a que se viva en paz, cosa en la que fallé porque desde que te fuiste todo se convertía en problema, desde los dioses hasta el más bajo seudónimo que pueda existir.
-No me importa eso, yo también fui creado para cumplir con mis propósitos y el más importante ahora es el de destruir a esos cuatro que se ubican en lo más alto de todo sin tener un poco de conciencia por todo lo que crearon.
Pero el cielo de aquella tarde dejó de brillar y se convirtió en el más oscuro reflejo del alma de aquellos hermanos, Kachymy decidió ayudarlo pero tramó una jugada maestra bajo la manga. Al llegar a lo alto del templo, decidieron interrumpir el ritual a mitad de proceso y los  dioses tomaron forma humana al igual que ellos…

Los cuatro dioses al ver eso no quisieron hablar ni un poco y se adelantaron al combate, sin medir las consecuencias que traerían estos enfrentamientos, que para los hermanos al ser minoría, no afectó en nada al resultado porque fácilmente pudieron derrotar a Kilya, Pachacamac y Viracocha, solamente quedaba un debilitado y de rodillas Inti que solamente prosiguió a pronunciar unas palabras: “Panpachana” (PERDÓN), Rysobyak ya iba a dar el golpe final hasta que su hermano dijo “K'urpay”(DESTRUIR), y lo abrazó fuertemente para que él también sea eliminado de manera inmediata. Pasado ese incidente los cuatro dioses tomaron sus formas físicas normales, Inti, el sol, Mama Kilya, la luna, Pachacamac, fuego y tierra,  y por último Viracocha, lluvia y agua. Y desde ese entonces nunca más decidieron crear nuevos seres para encargarse de las funciones que ellos deberían de hacer, pero a la vez los incas decidieron repetir ese ritual cada solsticio de invierno y llamarlo “Inti Raymi”(Fiesta del Sol).
Por: Jhoel y Victor

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